La industria agroalimentaria es la principal industria manufacturera de Europa, la cual representa el 14% de la facturación total, más de 836.000 millones de euros. Está compuesta por más de 30.000 empresas dentro de la Unión Europea, la mayoría de ellas pequeñas y medianas empresas (PYME) con menos de 250 trabajadores (99,1% del total). La mayoría de las operaciones de procesado en la agroindustria requieren el empleo de agua. Entre ellas, la industria dedicada al procesado de alimentos y bebidas representa aproximadamente el 1,8% del uso total de agua en Europa y ocupa el tercer lugar en las tasas de consumo de agua entre las diversas industrias.
La ausencia de gestión de las aguas residuales en la agroindustria puede llevar a posibles implicaciones ecológicas, incluida la contaminación ambiental, el deterioro de la calidad del agua y el agotamiento de los recursos. La principal preocupación recae en los elevados niveles de demanda biológica y química de oxígeno (DBO/DQO), sólidos disueltos en suspensión y la excesiva carga de nutrientes presentes en las aguas residuales. Los altos niveles de nutrientes de la agroindustria, especialmente nitrógeno y fósforo, se descargan en el medio ambiente aumentando de esta forma el riesgo de eutrofización. Estos niveles pueden explicarse por el bajo grado de sofisticación de los procesos de eliminación de nutrientes implementados en algunas plantas de tratamiento de aguas residuales. Además, los efluentes de la agroindustria pueden contener organismos patógenos indeseables como bacterias y virus entéricos, los cuales pueden presentar riesgos para la salud humana. La carga microbiana de las aguas residuales producidas en una planta de procesado de vegetales puede incluir la presencia de patógenos peligrosos como Escherichia coli, Enterococci y Salmonella (Gatta, 2015). Otra área de preocupación son los niveles de residuos de plaguicidas que permanece en el agua de lavado, como consecuencia de la aplicación de estos compuestos durante y después de la cosecha. Debido al riesgo resultante de la liberación de estas sustancias en el medio ambiente, la autorización del uso de plaguicidas en una etapa posterior a la cosecha se otorga bajo la cláusula de seguridad de que las aguas residuales resultantes del lavado de la cosecha se recojan y se traten de manera efectiva (EFSA, 2014). La descarga ambiental directa de esos efluentes sin depuración previa conlleva un riesgo constante para el medio ambiente abiótico y biótico.
La regeneración de agua es una estrategia sostenible que puede tener un gran impacto en las operaciones de la industria a través de la reducción del coste para la obtención de agua dulce y el coste del tratamiento de aguas residuales. Los beneficios adicionales incluyen una atractiva imagen pública de las PYME debido a la reducción en el uso de recursos naturales (Safferman, 2008). Dentro de este marco de las preocupaciones ambientales ilustradas anteriormente, se espera que el proyecto PureAgroH2O ofrezca una solución novedosa para la regeneración de efluentes agroindustriales y la rentable recuperación de agua tratada.